Como un barco que está en la peor de sus tempestades, que cree que va a naufragar en alguna isla perdida, en la que jamás lo encontrarán porque ya no quiere dejarse encontrar, porque no vale la pena, porque la marea sigue fluyendo y fluyendo y las olas parecen gritarme tu nombre como si me clavasen miles de espinas de rosas en la piel. Ardo en todos y cada uno de los sentidos cuando no estás, y también estoy sumamente mojado como si no parase de llover y el agua me llegase siempre hasta el cuello, como si no fuese ya sin ti, como si no quisiese ser, como si fueses tú la que me salvas, porque al fin y al cabo, es lo que has hecho, simplemente con aparecer alumbrándome como el faro alumbra el mar en una noche de tormenta, buscándome como las abejas buscan las flores y como sólo tú sabes encontrarme cuando ni tan siquiera se donde estoy.
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