Sarah Mey

El era algo asi como un recuerdo.

Como cuando escuchas la lluvia caer de fondo y te evoca momentos y personas.

U olores.

O peor aún, todo de golpe.

El era algo asi como un sueño. Inalcanzable como la espuma del mar que vuelve a la corriente.

Como esos besos que quieres revivir con las ansias de quien desea sobrivivir a un nuevo día.

Era peligro y era adicción. Una adicción peor que una mezcla de mil drogas explosivas.

Era él y era único. Era hogar y era naturaleza.

Era peligro y calma.

En una sola persona.

En una sola mirada.

En otro tiempo tal vez.

Inalcanzable como el siglo pasado y las personas que vivían en el.

Oculto como esas historias que jamás se contarán porque nadie las escuchó cuando los labios eran el único modo de hacer mágia.

De hacer vida y de alegrar la realidad.

De evasión. Casi tanta como la que tu sonrisa podía provocar en las personas de tu tiempo.

Como cuando los juglares cantaban y cuando otras personas contaban historias de seres que ya jamás serán, porque tal vez nunca fueron.

Como el crepitar del fuego que se va apagando en este bosque en el que empieza a llover.

Y de nuevo tu recuerdo. Con tu olor incluido. Tal vez puedas librarte de un recuerdo, pero de un olor como el suyo ni en mil años.