Tal vez se trate de eso.
De pertenecer.
De formar parte.
De encontrar algún lugar en el universo donde sentirte y ser tú mismo por completo.
Como si mi alma perteneciese a ese lugar que solo encuentro cuando tú me miras.
Como el reflejo de todo lo que quiero en esta vida.
Como los objetivos que se cumplen tras perseguirlos mucho tiempo. Como ese sabor.
Como si solo fuese yo cuando me sumerjo en tu mirada y haces que mi ser se diluya con los pies aún puestos en el suelo.
En la arena. A veces movediza, a veces mojada, a veces salada y acompañada del mar.
Como tus ojos, que siempre llevarán el mar y su cálido aroma a verano.
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