Y mientras llegas seguiré brindando por todos los momentos que nos quedan. Y seguiré bailando porque el amor no consiste en detener tu vida por nadie, sino en acomodarte en una melodía que te llene de vida y permitir que alguien te saque a bailar.
Aunque no se sepa la canción.
Es aprender a bailar bajo el mismo compás y disfrutar mientras lo haces.
Como cuando nuestros corazones laten al mismo tiempo y el mundo parece ir mas deprisa que nosotros dos corriendo juntos.
Como cuando aprendo y te aprendo a ti. Sí, aprender. No te enseño sino que te aprendo como si fueses mi lugar favorito del mundo. Como cuando estudio tus lunares mejor que una obra de arte y saboreo tu olor mejor que una copa de vino.
Porque cada minuto contigo pasa como una estrella fugaz y cada segundo sin ti como una eternidad. Aunque te espere. No porque te necesite sino porque quiero que llegues. No para guiar mi camino sino para acompañarme en mis pasos y sentirte orgulloso de mis logros, porque también serán los tuyos. Precisamente por eso, seguiré sonriendo y siendo feliz, porque se que tarde o temprano llegarás para recordarme que todo lo que he hecho sola podia hacerlo acompañada de la mejor compañia y que a pesar de eso puedo seguir haciendolo sola si me apetece. Porque el amor no amarra sino que florece. Florece en ti y en mi. Y una rosa sería mas segura sin sus espinas, pero sería menos mágica que cuando mezclas la belleza con el peligro.
O menos mágico que cuando nos encontremos tú y yo. Y tu sonrisa.
Deja un comentario