Y no te encuentras.
Y no sabes donde estás.
Y ni tan siquiera te importa.
Porque en ese momento nada importa.
Porque hay veces que el dolor es lo único que sientes.
Y sabes que duele y va a seguir doliendo.
Sabes que te muerde el alma.
Las entrañas.
La vida.
Una vida que nadie va a saber ocupar como lo haría esa persona.
Lo sabes.
Y también sabes que un día de lluvia no acompaña a mejorar esa sensación.
Pero lo que no recuerdas, es que cuando menos te lo esperas va a salir el sol.
Alto. Cálido.
Y vas a volver a ser tú.
Porque en el fondo sabes que no has dejado de serlo.
Aunque te duela pensar, que en algunas cosas, jamás habrá marcha atrás.
Deja un comentario